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    Crítica | Non-Stop (Sin escalas)

    Non-Stop (Sin escalas)

    Terrorismo panfletario

    crítica de Non-Stop (Sin escalas) | Non-Stop, de Jaume Collet Serra, 2014

    Jaume Collet Serra lleva casi una década entregado a las mieles de la industria norteamericana. El director catalán debutó en 2005 con aquel producto de terror de fuerte esencia noventera titulado La casa de cera. Película cuyo reclamo se centraba en la carnaza mediática, por la inclusión de Paris Hilton (inteligente jugada del director de casting), más que por los hallazgos que el filme podía presentar. La estrategia funcionó de forma relativa. La taquilla internacional salvó los platos rotos, superando el presupuesto de 40 millones de dólares de su debut. Cuando en 2009 el cineasta decidió entregar un ejercicio de estilo de esencias televisivas con La huérfana, su nombre ya era seguro de nómina barata, y cuando menos, una taquilla decente. Su asociación con Liam Neeson sería la jugada definitiva. Sin identidad, estrenada en 2011, entraría directamente al número 1 de la taquilla americana, doblando y triplicando el presupuesto inicial. Lo que parecía un proyecto aislado, Collet Serra ha terminado convirtiéndolo en un seguro de éxito para sí mismo y para su carrera. Al citado filme, se acaba de sumar la reciente estrenada Non-Stop, y en 2015, la próxima Run All Night, también con Neeson, también un thriller de acción. En esta ocasión el cineasta catalán utiliza la excusa de la seguridad aérea post 11S y lo hace a través de un personaje clave: un policía que ha perdido a su familia y su trabajo y que ahora se refugia en el alcohol, entregado a regañadientes a un trabajo que para él ya es rutinario.

    Collet Serra entrega un entretenimiento musculado, bien definido. Con sus giros y sus sorpresas, manteniendo la atención de manera casi constante durante los 106 minutos que vemos a Neeson correr sufridamente a través de los pasillos de la clase turista. Un anónimo le ha comunicado a través de su teléfono que, a menos que ingresen una enorme cantidad de dinero a una cuenta determinada, un pasajero morirá cada media hora. El punto de partida ya ofrece un enganche envidiable de cualquier thriller aéreo que se precie. Aunque formalmente el director ha demostrado su experiencia, ofreciendo un pulso de tensión que va creciendo gradualmente hasta explotar en los debidos fuegos de artificio finales, hay que decir que es poco sutil a la hora de introducir en el clímax una idea de alarmantes tendencias políticas. La de la confianza en una seguridad nacional reforzada, que ha aprendido de los errores del pasado, en concreto del fatídico 11S, al que se hace mención de manera explícita, no sólo mediante palabra, sino mediante la acción misma. Y resulta al mismo tiempo alarmante que pocos medios se hayan hecho eco de ello. Hay una escena con fuertes paralelismos al United 93 de Paul Greengrass, en la que, tras un acto temerario por parte de los pasajeros, queda en evidencia que en última instancia las altas esferas han actuado siempre desde la presión externa, pero con corrección. Por mucho que uno no pueda vislumbrar el porqué de sus acciones, debe confiar en ellas ciegamente. Y no es una idea implantada con sutilidad, pero sí está lo suficientemente maquillada entre explosiones y estrellas como para que uno no le de más importancia de la que tiene.

    Non-Stop (Sin escalas)

    En esencia, Non-Stop es un cóctel básico del menú de Hollywood. Una estrella especializada en el género, en este caso en personajes sufridos. Una secundaria de lujo, algo metida con calzador, respondiendo a la llamada del cheque, (ya conocemos la costumbre de Moore de darnos una de cal y otra de arena en su filmografía). Un último tramo efectivo, y por supuesto, numerosos actores televisivos haciendo sus pinitos en el cine, tal es el caso de Michelle Dockery a la que ya es difícil disociar de Downton Abbey, o actrices recientemente oscarizadas abriéndose paso como buenamente pueden en papeles que no querrán recordar de ahora en adelante. Collet Serra ha añadido un nuevo miembro a la querida familia de las películas sobre terrorismo aéreo. Ahí está como referencia la ya icónica Air Force One reclamando su lugar como cita televisiva año tras año, o los intentos de Wes Craven con Vuelo nocturno y Robert Schwenke con Plan de vuelo: Desaparecida. Un subgénero en sí mismo, con sus reglas y esa oportunidad de abrirte a la inventiva. De imaginar una situación rocambolesca con twist final (o no) que normalmente es más excusa para engrosar las arcas mundiales que para ofrecer un filme verdaderamente sólido. Por fortuna, Collet Serra se preocupa por este último factor, y Non-Stop es la película perfecta para matar un sábado por la tarde con algo que aunque no te sorprenderá en exceso, puede incluso conseguir que no mires el reloj. Sólo evidencia el mensaje final de turno igual que hace el protagonista, con una broma barata y un tiro certero. | ★★★★ |

    Gonzalo Hernández
    redacción Madrid

    Estados Unidos. 2014. Título original: Non-Stop. Director: Jaume Collet Serrat. Guión: John W. Richardson, Christopher Roach, Ryan Engle. Intérpretes: Liam Neeson, Julianne Moore, Scoot McNairy, Michelle Dockery, Nate Parker, Corey Stoll, Lupita Nyong'o, Omar Metwally, Shea Whingham, Linus Roache, Jason Butler Harner, Anson Mount, Quinn McColgan, Corey Hawkins. Fotografía: Flavio Martínez Labiano. Banda sonora: John Ottman. Productoras: Studio Canal, Silver Pictures. Fecha de estreno oficial: Francia, 27 de Enero de 2014.

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