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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Rampart

    Rampart

    LA CARA SUCIA DE LA LEY

    crítica de Rampart | Oren Moverman, 2011

    James Ellroy, uno de los autores más emblemáticos de la novela negra contemporánea, ha visto como en las últimas décadas, algunas de sus obras han sido llevadas al cine con mayor o menor fortuna. Sus ambiguos y oscuros retratos de una Norteamérica racista y corrupta y las denuncias que arroja sobre los cuestionables métodos de la policía para llevar a cabo su trabajo, encontraron su mejor traslación a la gran pantalla en la obra maestra de Curtis Hanson L.A. Confidential (1997). Otras buenas aportaciones al género, surgidas de los relatos de Ellroy fueron Dark Blue (2003), La dalia negra (2006) y Dueños de la calle (2008). En ocasiones, el escritor se basaba en historias reales que escandalizaron a la opinión pública en el momento en que salieron a la luz. El mejor ejemplo sería el polémico “escándalo Rampart”, que estalló en 1999 cuando un agente de la unidad antipandillas CRASH se declaró culpable de robar droga incautada para su posterior venta. A cambio de una sentencia menor, el policía tiró de la manta y destapó una enmarañada trama de asesinatos, violaciones, robos y coacciones que puso en entredicho la honradez del Departamento de Policía de Los Ángeles. Estos hechos, que ya sirvieron de inspiración para la notable Training Day (2001), de Antoine Fuqua, son la base de Rampart (2011), segundo trabajo en la dirección de Oren Moverman tras su gran éxito de crítica The Messenger (2009), que le supuso a Woody Harrelson una nominación al Oscar como mejor actor de reparto. El realizador israelí vuelve a contar con Harrelson y Ben Foster –protagonista de su ópera prima– en este oscuro thriller que vuelve a desenterrar uno de los episodios más vergonzosos para el cuerpo policial norteamericano.

    Al igual que hizo Denzel Washington con su monstruoso papel del sargento Alonzo Harris en Training Day, que le supuso un Oscar al mejor actor tan merecido como inesperado, Woody Harrelson encuentra en el personaje del oficial Dave Brown una auténtica golosina para su total lucimiento dramático. Brown atesora en su persona todas las debilidades y vicios necesarios para convertirle en un antihéroe, un ser sin ningún tipo de escrúpulo o moralidad. Borracho, aficionado a las mujeres, polígamo –comparte hogar junto a dos hermanas y las hijas que tiene en común con cada una de ellas–, ejerce la violencia para sacar información y entre su oscuro historial de actos de dudosa legalidad, carga sobre su conciencia con el asesinato de un inocente al que culpó de violación. Se trata de un hombre de vuelta de todo, al que sus superiores se han encargado de limpiar su honor por medio de pruebas falsas y turbias estratagemas legales. Moverman muestra la escandalosa vida cotidiana de este policía, sus relaciones con las diferentes mujeres con las que comparte intimidad y con un hermano en silla de ruedas que se vive de la mendicidad por las calles. La estética sucia y con mucha utilización de la cámara al hombro, busca emparentar con una de las series de televisión más aclamadas de los últimos años, The Shield, que también reflejaba de manera similar la trastienda de una unidad especial de Los Ángeles. En ocasiones, Moverman cae en los inadecuados tonos del videoclip –especialmente en la escena en que Brown entra en una discoteca/local de sexo depravado– y, pese a contar con un reparto estelar, muchos de sus personajes secundarios no terminan de ser completamente aprovechados. Este problema es especialmente notorio en el dibujo de las féminas de la historia. Anne Heche, Cynthia Nixon y, en menor medida, Robin Wright, sirven de meras comparsas alrededor del verdadero protagonista que es Harrelson. Sin embargo, Ben Foster –como el hermano impedido de Brown– y un recuperado Ned Beatty –como un policía retirado de moral igualmente distraída, que mete al protagonista en más de un lío– consiguen extraer unas magníficas composiciones de sus pequeños roles.

    Rampart

    Rampart no es un thriller policiaco al uso. No esperemos encontrar en ella espectaculares escenas de acción o tiroteos. El realizador ha optado en esta ocasión por exorcizar los demonios interiores de un personaje antipático y repulsivo. Ciertamente, será raro que el espectador sienta empatía alguna por semejante monstruo, pero ahí reside el acierto de la descomunal labor de Woody Harrelson. Sin caer en ningún momento en maniqueísmos baratos de redenciones imposibles, el actor humaniza dentro de lo posible a su criatura, haciendo que el público termine sintiendo lástima por su desastrosa vida familiar, donde sus propias hijas –una de ellas lesbiana, perfecta ironía del destino para un padre homófobo– se avergüenzan de él y las mujeres con las que una vez compartió amor, ahora quieren verle fuera de su casa. Este trabajo fue justamente reconocido con una nominación al Mejor actor en los Independent Spirit Awards, y muchos pronosticaron la posibilidad de que llegara a los Oscar, cosa que finalmente no sucedió. El filme tiene sus defectos. La historia puede llegar a resultar un poco confusa en medio de tantos chanchullos y subtramas criminales y la falta de acción la aleja del entretenimiento propio de otras propuestas basadas en las novelas de Ellroy. Al mismo tiempo, Moverman elige no mostrar la violencia de manera excesivamente gráfica, siendo ésta mucho más sugerida y contenida que en Training Day, por ejemplo. A pesar de ello, Rampart obtuvo la temida clasificación R en su estreno americano, lo que hizo que su carrera comercial se viera severamente restringida. Una lástima, pues se trata de una estimulante muestra de cine policiaco independiente, duro, seco y sin concesiones gratuitas a la comercialidad. ★★★★

    José Antonio Martín.
    crítico de cine.

    Estados Unidos. 2011. Título original: Rampart. Director: Oren Moverman. Guión: James Ellroy, Oren Moverman (Historia: James Ellroy). Productora: Amalgam Features/ Lightstream Pictures. Recaudación en USA: 972.512 dólares. Localización principal: Los Ángeles. Fotografía: Bobby Bukowski. Música: Dickon Hinchliffe. Montaje: Jay Rabinowitz. Intérpretes: Woody Harrelson, Ned Beatty, Robin Wright, Ben Foster, Ice Cube, Anne Heche, Steve Buscemi, Cynthia Nixon, Jon Foster, Sigourney Weaver, Brie Larson, Francis Capra, Jon Bernthal. Presentación Oficial: TIFF 2011.

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