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    Crítica | Lore

    Lore
    crítica de Lore | Cate Shortland, 2012
    premio a la mejor dirección | Seminci 2012

    El olvido y la memoria. Los dos caminos posibles que puede tomar la Historia, o las pequeñas historias que la constituyen. Como sujetos sociales activos, somos un elemento esencial en la conservación o la desaparición de viejas ideas, testimonios, documentación, o en su conjunto, somos responsables de que muchas voces sean silenciadas. La cinematografía, por su parte, es un medio que intenta plasmar en su soporte audiovisual estos acontecimientos, discursos o pequeñas historias de vida, que podrían haber formado parte de la Historia. Sin embargo, la industria cinematográfica no garantiza que se vayan a conservar. El espectador es, pues, la piedra angular: la memoria, o el olvido, influenciados por los efectos del medio cinematográfico.

    La Segunda Guerra Mundial, conflicto bélico de repercusión universal que tuvo lugar entre los años 1939 y 1945, posiblemente haya sido uno de los tres momentos históricos más veces llevados a la gran pantalla. Cualquiera recordará decenas de clásicos memorables sobre el Holocausto, los campos de concentración, la enigmática muerte de Adolf Hitler, la ocupación nazi del territorio francés o la encarnizada lucha entre Estados Unidos y Japón. Sin embargo, es muy probable que el espectador (entre tantas producciones relacionadas con el tema), no las recuerde a todas. Tal vez sí logre sacar a la luz algunas de las que más le han llamado la atención. Ahí, es donde el cine juega su parte. ¿Un director es capaz de hacer una película memorable, hoy por hoy, sobre uno de los acontecimientos más veces retratado por el séptimo arte? “Lore”, la película que nos ocupa, habla sobre esta guerra. Es muy fácil distinguir similitudes entre su estructura y la de “Resistencia” (Defiance), de Edward Zwick, por ejemplo (son hermanos buscando un lugar a través de la nada), o la de “El laberinto del fauno” (una joven experimenta una prematura transición a la adultez en un momento clave del franquismo), pero muchos coincidirán en que ofrece un enfoque más que particular a la hora de narrar este peligroso viaje de una “familia” alemana tras la muerte de Hitler. Por lo general, el cine se encarga de contar historias de comunidades judías afectadas por la persecución y el exterminio, pero pocas ponen el acento en lo que pueden experimentar familias alemanas cuando los papeles se invierten: es decir, cuando el territorio alemán finalmente es ocupado por los Aliados en 1945. 

    Lore

    “Lore”, por ejemplo, inicia con un prólogo narrado como un rompecabezas: es difícil estar seguro de que los vínculos que unen a los miembros de esta presunta familia sean, pues, los que uno cree. Es un prólogo cuyo contexto no es otro sino el inminente colapso del Tercer Reich, y del cual se desprenderá una aventura más allá de la guerra, sobre la supervivencia de una familia que busca su lugar en un mundo olvidado por Dios. La película, seleccionada por Australia para competir en los Premios Oscar como mejor película de habla no inglesa (está rodada en alemán), busca dar forma a esa época del modo más fiel posible. Uno puede notar en varias secuencias esa mezcla de pasión estilística del cine más americano, con la contemplación de la crudeza tan propia del cine europeo. Un promedio que busca satisfacer al público medio, que cineastas como Jane Campion han usado en algunas de sus más laureadas obras. “Lore” no se caracteriza tanto por el estilo en que está rodada, sino más bien por lo que cuenta: el guión tiene, además, plena consideración por sus personajes, trata de no sacarlos de la esfera del realismo, la estrategia más útil para intensificar su honestidad. 

    Lore

    Cate Shortland, responsable tanto del guión (adaptación de la novela de Rachel Seiffert), como de la dirección, logra una película interesante y relativamente innovadora, que sin revolver con tanta profundidad el tema, consigue que el espectador se involucre en lo que está viendo. Sin embargo, la duda que queda, es (en relación del planteo inicial) si es lo suficientemente memorable. En sí, hay que comenzar aclarando que “Lore” es un testimonio muy útil y bastante creíble, pudiendo considerarse un reflejo fidedigno de algo que muy probablemente haya sucedido de ese modo. Sin embargo, el que sea útil, no necesariamente conlleva a que sea memorable. Y la respuesta, de alguna manera, la dará el tiempo. Por mi parte, elogio la osadía de contar el cuento que ya todos saben, pero desde un ángulo diferente y atípico, volviéndolo entretenido. No obstante, me resulta demasiado formal como para pensar en ella el día de mañana, cuando busque en mi memoria algún gran título sobre la Segunda Guerra Mundial. Claro está que es una suposición, y que siempre puede ocurrir que una obra como ésta crezca en el corazón o la mente de uno con el correr del tiempo. La Historia dará su sentencia en el futuro. Pero en el presente, cabe recomendar “Lore” a todo espectador ávido de una obra que colme sus expectativas básicas, un nivel que no todas las obras de la actualidad alcanzan. ★★★★★

    Rodrigo Moral.
    crítico de cine.

    Alemania, Reino Unido, Australia, 2012, Lore. Directora: Cate Shortland. Guión: Cate Shortland, Robin Mukherjee (Novela: Rachel Seiffert). Productora: Edge City Films / Porchlight Films / Rohfilm. Presentación: Berlinale 2012 y Seminci 2012 (premio a la mejor dirección). Música: Max Richter. Fotografía: Adam Arkapaw. Intérpretes: Saskia Rosendahl, Nele Trebs, André Frid, Mika Seidel, Kai-Peter Malina, Nick Holaschke, Ursina Lardi, Hans-Jochen Wagner, Sven Pippig, Philip Wiegratz, Katrin Pollitt.

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