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    Cine Alemán Siglo XXI

    Premios del Sindicato de Diseñadores de Vestuario (CDG Awards 2016)

    Amber Heard en La chica danesa

    «Todo el mundo habla de su relación con los demás actores y el director, y por supuesto eso es importante. Pero al final, es en las pruebas de vestuario, esos momentos silenciosos, donde se manifiesta la psicología que luego necesitas en la sala de ensayo; son los cimientos del personaje». Así agradeció la siempre elegante Cate Blanchett el Lacoste Spotlight Award que le ha concedido este año el Sindicato de Diseñadores de Vestuario por «su incomparable talento, así como su estatus entre la comunidad de diseñadores». La triplemente oscarizada Sandy Powell, que la ha vestido este año para Carol y Cenicienta presentó el premio afirmando que «con Cate, el vestuario se vuelve un arma (…) Ella es el sueño de todo diseñador; entiende el vestuario desde la perspectiva del personaje». Baste la bella colaboración entre actriz y diseñadora en las dos cintas mencionadas para entender el despliegue de cumplidos que tuvo lugar en la 18ª edición de estos galardones, cuya ceremonia fue conducida con humor por la actriz de Breaking Bad Betsy Brandt, quien no desaprovechó la oportunidad de hacer un guiño a la serie: «¿Qué te pones cuando tu marido ha sido disparado en el desierto de Nuevo México por una panda de matones con la que Bryan Cranston ha estado pasando el rato?».

    Pese a contar con dos candidaturas (al igual que en los Oscars), no fue Sandy Powell la vencedora esta vez, pues Jenny Beavan le arrebató el mejor vestuario fantástico por los salvajemente originales diseños de Mad Max: Furia en la carretera y nuestro Paco Delgado —poseedor de dos Premios Goya gracias a Blancanieves (2012) y Las brujas de Zugarramurdi (2013)— la superó en la categoría de época con sus delicadas creaciones para La chica danesa, esenciales para el desarrollo de los personajes encarnados por los aclamados Eddie Redmayne y Alicia Vikander. Ambos diseñadores mantienen así su estatus de favoritos para el Óscar pertinente, si bien Beavan lleva las de ganar dado el impacto generado por la impresionante cinta de George Miller. En cualquier caso, en sus dieciséis años de vida (en la primera edición sólo se entregó un premio honorífico), esta entidad solamente ha coincidido con la Academia en ocho ocasiones (tal y como sucedió el año pasado con El gran hotel Budapest), con lo que su respaldo no es ninguna garantía. Por su parte, Jenny Eagan se llevó por Beasts of No Nation el siempre interesante galardón destinado a producciones contemporáneas —las cuales rara vez se ganan a la Academia—, imponiéndose a los atractivos trabajos de Carlo Poggioli (La juventud) y Michael Wilkinson (Joy).

    Por su parte, Quentin Tarantino recibió el Distinguished Collaborator Award de manos de dos de las estrellas de Los odiosos ocho: Jennifer Jason Leigh y Kurt Russell. «Siempre me he tomado el vestuario muy en serio. Por eso di tanta importancia a los trajes negros de Reservoir Dogs. Cualquier tío tiene mejor pinta en un traje negro», señaló el cineasta, quien también aprovechó para lanzar una pulla a la Academia: “Supongo que ninguno de mis diseñadores ha sido jamás nominado al Óscar porque no hago películas de época con escenas de baile”. Quien tampoco las hace es Ellen Mirojnick, receptora del Career Achievement Award gracias a una carrera que incluye Atracción fatal (1987), Wall Street (1988), Instinto básico (1990), Speed (1994), Divina pero peligrosa (2001), Las crónicas de Riddick (2004) o Monstruoso (2008), dispares producciones donde no suele prestarse atención al vestuario aun cuando este es tan importante como cualquier otro. «Esta ha sido la noche más emocionante de mi vida (…) Amo los destellos más que nada en el mundo y me enamoro de mi trabajo sin importar el riesgo o la fecha tope. Ser diseñadora me ha dado una felicidad inagotable», afirmó ella. Por último, el Distinguished Service Award fue a manos de la tintorera Edwina Pellikka, quien admitió que ha hecho un buen trabajo precisamente porque nadie lo ha notado nunca. Y es que el mejor vestuario cinematográfico no es el que destaca por sí sólo, sino aquel que se funde plenamente con los personajes a los que ayuda a cobrar vida.

    Mejor vestuario en una película de fantasía: Jenny Beaven por Mad Max: Furia en la carretera.
    Mejor vestuario en una película de época: Paco Delgado por La chica danesa.
    Mejor vestuario en una película contemporánea: Jenny Eagan por Beasts of No Nation.
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