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    Entrevista | Grímur Hákonarson, director de 'Rams, el valle de los carneros'

    Grímur Hákonarson

    «Creo que en Islandia somos buenos contando historias. Tenemos una rica historia literaria y muy buenos narradores. Eso sí, por ahora necesitamos el apoyo de Dinamarca y Noruega para conformar una industria sólida».


    Cuatro y media de la tarde de un jueves de finales de Octubre. Hemos quedado con Grímur Hákonarson, el último ganador de la sección paralela de Cannes, Un Certain Regard (Una cierta mirada), para hablar sobre su última película de reciente estreno en España: Rams: el valle de los carneros. Un relato intimista, lleno de sensibilidad pero muy contenido y formalmente elegante que aborda terrenos muy comunes en Islandia: el aislamiento, la incomunicación, el arraigo de las tradiciones y ese carácter tan típicamente introvertido. Algo que el director parece haber confirmado, aportando una conversación en la que destaca la mirada sobre Islandia y sus ocultas imperfecciones.

    En primer lugar enhorabuena por tu excelente película. Rúnar Rúnarsson, Baltasar Kormákur, Hafsteinn Gunnar Sigurðsson, Dagur Kári, usted… ¿Podríamos denominar este movimiento de nuevos realizadores en Islandia como ‘La gran y nueva ola del cine islandés’? ¿Cómo ve usted la salud del cine en su país?

    Baltasar Kormákur puede ser algo diferente. Él está haciendo sus películas principalmente en Hollywood y es algo mayor que nosotros, Rúnar y yo tenemos muchos más puntos y personalidades similares. Yo no diría que hay un nuevo camino pero sí un cambio. Lo que tenemos en común es que contamos historias simples y humanistas que tienen lugar en el presente. No hay mucho dinero y es difícil financiarlas. No puedes hacer grandes películas ni demasiado caras. Tienes que pensar en historias sencillas. Cuando estaba escribiendo Rams no pensaba nada más que en dos personajes y una localización. Hemos tenido muy pocas películas de época en los últimos 20 años.

    Desde fuera se percibe la industria del cine islandés como en la retaguardia del reto de naciones escandinavas. ¿Cómo ve la salud del cine de su país? ¿Cree en una posible independencia económica y artística de los países con los que coproduce?

    El último año hemos tenido películas muy exitosas como Sparrows o la misma Rams en Cannes, Baltasar tuvo su apertura en Venecia y él mismo tiene mucho éxito comercial. Mucha gente me pregunta esto, ¿cómo un país tan pequeño puede mantener su industria? Hacemos muchas películas al año pero sólo de cuatro a seis son financiadas por el gobierno. Creo que somos buenos contando historias. Tenemos una historia literaria rica en Islandia y muy buenos narradores. Pero si es cierto que necesitamos las coproducciones con Dinamarca y Noruega. El gobierno no da demasiado dinero y necesitamos apoyarnos en eso. En Dinamarca se apoya casi al cien por cien de una película nacional. En Islandia estará al sesenta por ciento.

    Grímur Hákonarson

    Obtuviste el premio en Cannes, el Golden Eye en Zúrich, representante de Islandia en los Oscars. ¿Te imaginaste llegar tan lejos con tu debut 'oficial' en Europa?

    Es mi segunda película, hice otra antes que no tuvo mucho éxito, Summerland. Fue genial ganar este premio en Cannes, ser seleccionado por Isabella Rossellini, sin palabras. Por supuesto, ha cambiado mi carrera y mi vida. Ya no estoy en el mismo sitio ahora que antes del festival. Antes era conocido en Islandia como uno de los directores en ascenso allí pero ahora se ha extendido a nivel internacional y me ha abierto muchas puertas y ofertas para otras películas, aunque creo que mi próxima película será en Islandia. En cierto sentido soy como los hermanos en mi película. Quiero ser mi propio jefe.

    Una circunstancia difícil en la industria, cuando empiezas a despuntar tras conseguir premios importantes, es que si quieres hacer películas más ambiciosas tal vez tengas que ceder el control y perder algo de autoría. ¿Crees que podrías mantener esa independencia?

    Creo que si me presionaran para hacer algo que no quisiera simplemente me largaría. Tendría mucho cuidado eligiendo mis próximos proyectos. Suelo escribir mis propios guiones y me gusta estar involucrado en ellos.

    Y en EE.UU. suelen fijarse mucho en los autores europeos.

    Sí, es posible. Todas estas grandes compañías… estas productoras, se están saliendo mucho de sus límites. Están en la busca de autores, no simplemente contratar directores. Hollywood está en crisis. Necesita historias. Están intentando encontrar autores en Europa.

    Un elemento muy importante en las películas escandinavas y especialmente tu país es que los paisajes suelen ser elementos muy importantes, casi protagonistas. Debe ser difícil rodar en condiciones así.

    Sí, la localización (Bárðardalur) en la que rodamos tiene un invierno muy duro. La película está rodada en verano e invierno y el rodaje de invierno fue muy difícil. Es un valle muy aislado, con muchísima nieve y que se queda aislado durante semanas. Curiosamente, cuando estuvimos rodando el pasado invierno no había mucha nieve. Hacía mucho frío eso sí y las casas estaban casi enterradas (Risas).

    Y el final, ¿se rodó con una tormenta real?

    Sí, el comienzo de la escena fue una tormenta real. Tuvimos mucha suerte y cogimos la tormenta en el momento exacto para rodar la última escena de la película. Lo hace más real pero la segunda parte de la tormenta, cuando está oscuro y ves muy poco, lo hicimos con una maquina de viento y efectos de post producción. Y la última escena la rodé en nieve real.

    Grímur Hákonarson

    Rúnar Rúnarsson comentó en el Festival de San Sebastián que Islandia está muy lejos del modelo de civismo que concebimos en el extranjero, que también hay sombras. ¿Cuál es tu opinión sobre esta afirmación?

    Bueno… hay bastante corrupción. Todo el mundo está conectado y entre los políticos hay muchísima corrupción. Alguien haciéndole un favor a otro, a su hermano o a su amigo. Es una sociedad pequeña. Hay mucha depresión, está oscuro especialmente en invierno y durante esa época tenemos un alto rango de suicidios. Hay mucho alcoholismo y también está esta necesidad de construir factorías para explotar la energía del país.

    Este, precisamente, ha sido el tema más candente en los últimos años allí. Sobre la naturaleza y su protección. Tenemos muchos paisajes vírgenes y hay compañías que quieren explotar esas fuentes de energía. Hay un debate 50/50 que divide a la gente. Pero lo gracioso es que realmente no lo necesitamos. Tenemos mucho turismo aunque a veces es difícil coordinarlo. Este verano tuvimos cerca de un millón y aquello es un lugar pequeño para tanta gente. También tenemos algunos deudas que pagar a otros a fondos internacionales…

    Has hablado antes del aislamiento de los paisajes islandeses. Uno de los temas más recurrentes de la cinematografía reciente de tu país es la incomunicación y el enfrentamiento entre el arraigo a las tradiciones y la imposición de lo moderno.

    Sí, este ha sido un tema recurrente en muchas películas aunque no en todas. Desde el año pasado ha surgido en diversas películas que pasaron por varios festivales. Es el eje de relatos corales de muchas historias conectada a la crisis. Una explicación de esta tendencia es que después de que la economía colapsara, como artista, empezabas a cuestionar tu mundo, a ti mismo. Contar historias de padres, hermanos… parte de nuestra tradición.

    ¿Se da esta situación todavía hoy en día? ¿Existe gente que luche por conservar este modo de vida?

    Sí, aún existe pero difícil vivir sólo de ello. Los hermanos en mi película son de los pocos granjeros que realmente intentan vivir sólo de ello pero la mayoría de gente lo complementa con otras cosas. No son ricos, esta claro, pero mantienen ese modo de vida, aunque de forma muy austera.

    ¿Considerarías hacer algo fuera de Islandia, no necesariamente en Estados Unidos?

    Sí, es algo que me gustaría probar. Puede que tenga que esperar años para ello si quiero hacer más películas. Pero sí, por supuesto. Entiendo esa filosofía. Necesitas abrirte a nuevas experiencias, no limitarte y explorar más posibilidades. Sí, de hecho puedo imaginarme haciendo una película en Reino Unido o Dinamarca.


    Gonzalo Hernández Espinosa
    Texto: Gonzalo Hernández Espinosa & Emilio Martín Luna
    © Revista EAM


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