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    Cine Alemán Siglo XXI

    Mostra de Venecia 2014 | Décima jornada

    Ethan Hawke en Venecia

    Amarga despedida

    Crónica de la décima jornada de la 71ª edición de la Mostra de Venecia

    El león dorado comienza a rugir como aviso de la clausura de un festival que confía en la presencia del icónico James Franco, que sigue insistiendo en demostrar su afición a la literatura en general, y a Faulkner en particular (un poco cargante esta reiteración), para cerrar el que ha supuesto su festival número 71 (¡nada menos!). Franco presentaba fuera de concurso su adaptación de El ruido y la furia —de la que nos hablará Gonzalo Hernández desde el TIFF, mientras Andrei Konchalovsky y Andrew Niccol competían por el gran premio. Hace ya casi medio siglo desde que Konchalovsky debutara en Venecia con El primer maestro (1966). 48 años después este veterano y respetable realizador vuelve al Lido para ofrecer su particular visión de la Rusia más obsoleta en cuanto a las costumbres de sus rurales habitantes. Niccol, por el contrario, se estrenaba en la Mostra con una cinta que, para no romper con la dinámica del festival, ha sido recibida con bastante indiferencia y algún que otro sonoro bostezo. El evento cinematográfico internacional más antiguo del mundo cierra sus puertas con muchas dudas. La cinta de Roy Andersson, A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence, es, sin duda, junto a la película de apertura Birdman, de lo mejor que ha salido de este certamen y una de las más firmes candidatas al galardón principal.

    The Postman’s White Nights

    The Postman’s White Nights

    Belye nochi pochtalona Alekseya Tryapitsyna.
    Dirigida por Andrei Konchalovsky.
    Reparto: Aleksey Tryapitsyn, Irina Ermolova, Timur Bondarenko.
    Rusia, 2014
    Competición | Venezia 71

    El ruso Andrei Konchalovsky presentó su trabajo, The Postman’s White Nights, en esta última jornada de la Mostra de Venecia. Un mockumentary contextualizado en un remoto pueblo del norte de Rusia, y protagonizado por aldeanos y lugareños sin nociones de interpretación. La trama seguirá al cartero del pueblo, un hombre que sirve de enlace entre los habitantes de esa pequeña villa anclada en el pasado y el mundo exterior que hay al otro lado del lago. El día que el motor de su barco se rompe, decide que ha llegado la hora de cambiar de aires, dejando a la población de su antiguo pueblo totalmente incomunicada. El director ruso exhibe una historia reflexiva que, siguiendo las enseñanzas de su maestro (y el de tantos otros) Tarkovsky, dejará que sea el paisaje y el escrutinio introspectivo de cada personaje el que componga la esencia de la película. Un trabajo visualmente agradable aunque, aparentemente, falto de la profundidad que emanaban las primeras obras de este director antes de comenzar su andadura estadounidense.

    «The Postman's White Nights" es un retrato contemplativo formalmente poderoso y particularmente hermoso, que se vive y experimenta con una inesperada sonrisa, pero que también provoca la melancólica reflexión sobre una vida impregnada de la naturaleza más pura que se siente a las puertas de su inevitable extinción. Precisamente, igual que el oficio de su singular hilo conductor: un cartero que comienza a verle las orejas al lobo. Y no, el lobo no tiene como único nombre las nuevas tecnología e Internet. Su mirada, ingénuamente extrañada, acaba por sentirse existencialmente abstraída y alarmada. Un atisbo de crisis interior a la que sin embargo, responde con absoluta ternura y simpatía, sorteando con atino todo posible atisbo de amargura. Y todo ello al vivo y natural, logrando que el imponente y abrumador trabajo de fotografía no adultere la campechana y afable naturalidad del lozano paisaje que la exhuberante y simpática película de Konchalovski transita. Tan entrañable como bella. Merece la pena». Joan Sala. Filmin.

    «El director deja que el clima, el paisaje y hasta cada una de las arrugas de la piel de sus héroes compongan un paisaje emocional tan conmovedor como finalmente condenado. Intenso el sabor y color de la derrota». Luis Martínez. El Mundo.

    «Mezclando ficción con documental y una exquisita artesanía cinematográfica con una juguetona libertad de improvisación, Andrei Konchalovsky ofrece lo que podría ser la obra más cautivante de su carrera post-Hollywoodiense». David Rooney. The Hollywood Reporter.

    «Algunas tomas impresionantes y un simpático protagonista no pueden encubrir la poca profundidad narrativa del último drama de Andrei Konchalovsky». Jay Weissberg. Variety.




    A Good Kill

    Good Kill

    Dirigida por Andrew Niccol.
    Reparto: Ethan Hawke, January Jones, Jake Abel, Zoe Kravitz, Bruce Greenwood.
    Estados Unidos, 2014
    Competición | Venezia 71

    Abriendo el debate sobre uno de los más novedosos conflictos morales encontramos a Andrew Niccol. El director neozelandés ha demostrado ser un apasionado de la ciencia ficción más vanguardista, aunque desgraciadamente nunca ha sido capaz de llevar a buen puerto las geniales ideas que salen de su mente, sirva como ejemplo Gattaca, o la más reciente, In Time, películas con una base asombrosa y muy atractiva, que se “desperdiciaron” por culpa de una presentación y estructura que no estuvieron a la altura. En esta ocasión, y contando nuevamente con Ethan Hawke, Niccol se centra en la figura de un piloto de drones y el dilema interno que su oficio despierta en él sobre la moralidad y la efectividad de su trabajo para la lucha contra el terrorismo. El mayor problema de la película parece residir en que son las consecuencias domésticas de esta diatriba moral (divorcio, alcoholismo, dudas existenciales…) lo que termina por liderar el grueso de la trama, convirtiéndola en un pesado melodrama algo indigesto y no muy gratificante para el cierre de concurso de un festival de este calibre.

    «Una torpe descripción de la guerra moderna. Pastoso melodrama. Todo tan previsible como cargante. Lástima». Luis Martínez. El Mundo.

    «Esta aparente apuesta por un cine heterodoxo se diluye por culpa de la blanda presentación del drama matrimonial del protagonista, en el que Hawke tiene como partenaire a una January Jones que reedita su papel de esposa abnegada de ‘Mad Men’. Así, ‘Good Kill’ termina atrapada entre la posibilidad de un cine inconformista y la necesidad real de cumplir con los dictámenes del cine de masas». Manu Yáñez. Fotogramas.

    «A pesar de que evita la intensidad de, por ejemplo, 'En tierra hostil' o 'Zero Dark Thirty'. Su tono comedido la hace aún más fascinante». David Rooney. The Hollywood Reporter.

    «Andrew Niccol aborda el tema de actualidad de los ataques con drones en un tenso drama de guerra que destaca por su tacto e inteligencia». Guy Lodge. Variety.



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