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    Crítica | Transcendence

    Transcendence

    Los peligros de la transcendencia

    crítica de Transcendence | Wally Pfister, 2014

    Wally Pfister, director de fotografía habitual en las películas de Christopher Nolan desde su debut con Memento (2000) y ganador del Oscar por su gran trabajo en Origen (2010), da el salto a la dirección con Transcendence, toda una superproducción de 100 millones de dólares. Estamos ante una nueva propuesta de ciencia ficción que hace evidentes esfuerzos por resultar reflexiva e interesante, sin abusar de la acción o los efectos especiales y dándole una mayor importancia a su historia y a los personajes. Los peligros de la tecnología para la humanidad ya era algo que había sido tratado por el cine en multitud de títulos, desde la indispensable Blade Runner (1982, Ridley Scott), pasando por Minority Report (2002, Steven Spielberg) o Días extraños (1995, Kathryn Bigelow). Transcendence dibuja, no obstante, un futuro distópico muy reconocible, donde la sociedad ha quedado incomunicada de todo lo tecnológico a raíz de los acontecimientos que se irán narrando. La electricidad, los teléfonos e Internet han desaparecido de nuestras vidas y las ciudades presentan una imagen rústica e incivilizada. Un paisaje que, en unos tiempos en los que no concebimos los días sin estos elementos que nos facilitan la vida, resulta ciertamente extraño y aterrador.

    La historia cuenta cómo el Dr. Will Caster, un reputado especialista en inteligencia artificial, logra crear una máquina en la que es posible volcar la consciencia colectiva de todos los seres humanos, sus recuerdos y toda la gama de emociones. Para estas investigaciones, Will está acompañado de su fiel y amante esposa Evelyn y su mejor amigo, Max, los cuales sobrepasarán unos peligrosos límites cuando trasladen la consciencia del científico a la máquina, después de que unos terroristas le disparen con una bala impregnada de un letal veneno. Será entonces cuando comiencen las preguntas acerca de que hasta qué punto el ser que se comunica con Evelyn y Max desde la pantalla del ordenador es el propio Will o, en cambio, se trata de una máquina que se vale de sus emociones para engañarles y así iniciar una silenciosa invasión a la Tierra a través de la red informática. Johnny Depp, estrella absoluta de la película y gancho incuestionable para que la gente acuda a los cines, vuelve a demostrar que es un actor que tiene cierta dificultad para despuntar en personajes que no requieran de excentricidad o un elaborado trabajo de caracterización. Esto hace que si le vemos fuera de sus colaboraciones con Tim Burton o sin la peluca de Jack Sparrow en la saga Piratas del Caribe, nos parezca un tanto falto de carisma. Su trabajo en el papel de Will es bastante irregular, aunque en la mayor parte del metraje su inexpresividad sea por exigencias del guión. Esta tara interpretativa se solventa fácilmente gracias a la poderosa presencia de Rebecca Hall, actriz de lo más interesante –y nunca del todo explotada– que carga sobre sus hombros con el verdadero protagonismo de la cinta, ofreciendo un notable trabajo. Pfister se ha rodeado de un reparto de actores habituales en los filmes de Christopher Nolan: aparte de Hall –El truco final (2006)–, entre los secundarios tenemos a Morgan Freeman (trilogía de El caballero oscuro) y Cillian Murphy (Origen), aunque ninguno de ellos está del todo aprovechado en la trama, más preocupada en el triángulo amoroso y científico que forman Depp-Hall-Bettany.

    Transcendence

    Transcendence, pese a ser un proyecto de gran envergadura a nivel presupuestario y a enmarcarse dentro del siempre ambicioso género de la ciencia ficción, no intenta hacer alarde en ningún momento de ello. Se intuye en su interior el mismo espíritu de serie B que hizo tan encantadoras a, por ejemplo, El hombre con rayos X en los ojos (1963, Roger Corman) o La mosca (1958, Kurt Neumann), con el enésimo relato del científico loco que acaba víctima de su ambicioso proyecto. Es cierto que visualmente, la estupenda fotografía de Jess Hall y la elaborada dirección artística delatan que estamos ante un producto de clase A, pero los guionistas no permiten en ningún momento que estas florituras pasen por encima de su jugosa historia. Inevitablemente, hay atractivos elementos de fantasía terrorífica –las escenas que muestran a los humanos sanados por la inteligencia superior, reconvertidos en un inquietante ejército–y típicas escenas de acción metidas con calzador (los insistentes intentos de los terroristas de boicotear la amenaza que se cierne sobre la humanidad), pero Transcendence alcanza su auténtica grandeza en la historia romántica entre Will y Evelyn, especialmente en la ceguera con la que ella actúa al agarrarse a la última esperanza por conservar una mínima parte de la esencia de su amado con vida.

    Resulta una verdadera lástima que se ataque a este producto, haciendo comparaciones fáciles con el cine de Nolan (muy especialmente con Origen) , ya que sus ambiciones son muy diferentes. Pfister no busca el más difícil todavía en lo técnico ni sorprender con giros finales imprevisibles. Únicamente se limita a contar una buena historia que tampoco requiere de más artificios de los que tiene, con una sobriedad en la puesta en escena que la aleja de la saturación digital de otros blockbusters de verano como Godzilla o Al filo del mañana. De hecho, Transcendence patina un poco en las escenas más pretendidamente espectaculares, con unos efectos especiales un tanto discretos para lo que estamos acostumbrados a ver en pantalla últimamente. Esto que podría ser un lastre, termina jugando a su favor dándole una dosis extra de encanto a la cinta. De todos modos, estamos ante un proyecto destinado a no ser comprendido por el gran público –solo 23 millones de dólares recaudados en Estados Unidos hace casi imposible que Transcendence logre cubrir gastos en la taquilla mundial–, que se sentirá estafado si lo que espera ver es el típico tecno-thriller explosivo para lucimiento de Depp. En su lugar, merece la pena que nos conformemos con una sugestiva fábula tecnológica que plantea, de manera entretenida y sencilla, algunas cuestiones interesantes sobre hasta dónde puede llevarnos el imparable avance de las máquinas y los dilemas morales a los que los humanos se pueden enfrentar en estas investigaciones. Contenido por encima de la forma, lo que ya es de agradecer en los tiempos que corren. | |

    José Antonio Martín
    redacción Las Palmas de Gran Canaria

    Estados Unidos. 2014. Título original: Transcendence. Director: Wally Pfister. Guión: Jack Paglen, Jordan Goldberg, Alex Paraskevas, Wally Pfister. Productora: Warner Bros. Pictures / Alcon Entertainment. Fotografía: Jess Hall. Música: Mychael Danna. Montaje: David Rosenbloom. Intérpretes: Johnny Depp, Rebecca Hall, Paul Bettany, Morgan Freeman, Cillian Murphy, Kate Mara, Clifton Collins Jr., Cole Hauser, Lukas Haas.

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