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    Crítica | Purgatorio

    Purgatorio, de Pau Teixidor, 2014

    Sola en la oscuridad

    crítica de Purgatorio | Pau Teixidor, 2014

    Llama la atención como en España –un país donde durante muchos años se tuvo la errónea opinión de que solo se hacían películas de destape y la Guerra Civil–, el género fantástico o de terror sea el elegido por las nuevas generaciones de cineastas para su puesta de largo. Alejandro Amenábar –Tesis (1996)–, Jaume Balagueró –Los sin nombre (1999)–, Juan Carlos Fresnadillo –Intacto (2001)–, Juan Antonio Bayona –El orfanato (2008)–, Paco Cabezas –Aparecidos (2007)–, Gabe Ibáñez –(2009, Hierro)– o Norberto López Amado –Nos miran (2002)– son algunos de estos jóvenes directores que han contribuido a sacar el cine español del ostracismo al que parecía condenado, con propuestas inquietantes que no tienen nada que envidiar técnicamente a las grandes producciones llegadas de Hollywood. El catalán Pau Teixidor es el último nombre en sumarse a esta lista. Ayudante de dirección en títulos como Eva (2011, Kike Maíllo) o Los últimos días (2013, David y Álex Pastor), vio cómo su corto Leyenda (2011) conseguía una gran reputación a nivel internacional, haciéndose con varios galardones importantes –entre ellos, el Premio del Público al Mejor Cortometraje Español en la Semana De Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián 2011 y el Premio del Jurado del Fantasía International Film Festival (Canadá) 2012–. Con Purgatorio (2014), Teixidor debuta en el formato largometraje, alargando la misma historia que estrena simultáneamente en internet dividida en 4 cortos de 5 minutos cada uno, bautizada con el título de Purgatorio Redux. Con esta maniobra se corre el riesgo de que el resultado final delate en exceso sus verdaderos orígenes, dando la sensación de estar ante un cortometraje innecesariamente engordado, cuya historia funcionaba mucho mejor en su versión reducida. Afortunadamente, el reto ha sido superado con muy buena nota.

    Marta es una joven a la que la vida ha golpeado muy duramente arrebatándole a su hijo de corta edad. Decidida a iniciar una nueva etapa, se instala junto a su marido en un edificio escasamente habitado en el que una noche, mientras el esposo se encuentra trabajando, una vecina toca a la puerta de Marta y le pide el favor de que cuide durante un rato de su hijo. Lo que comienza como un improvisado trabajo de canguro se irá transformando, con el paso de los minutos, en una auténtica pesadilla. El chico, no solo comienza a comportarse de manera insolente y progresivamente violenta, sino que se empeña en decir que en la casa hay otro niño al que Marta no puede ver. Se está convirtiendo en algo habitual en las películas de terror rodadas en nuestro país que las protagonistas de sus historias sean personajes femeninos de gran fortaleza pero puestos a prueba por traumáticas experiencias de la vida –casi siempre relacionadas con la pérdida de los hijos–. Ahí están las antes mencionadas Los sin nombre y El orfanato, a las que podría añadirse la excepcional Los otros (2001, Alejandro Amenábar). En Purgatorio se vuelve a repetir esta extendida corriente y el protagonismo absoluto recae sobre los frágiles hombros de Oona Chaplin, hija de la gran Geraldine, que vive las mieles de la popularidad gracias a su trágico personaje de Talisa Maegyr en Juego de tronos. Teixidor le ofrece a la actriz su primera gran oportunidad con un personaje protagónico, a la que Chaplin responde entregando una interpretación intensa y de lo más convincente. Sin duda, a Belén Rueda le ha surgido una digna sucesora para la corona de reina del grito patrio. Gracias a la generosidad de esta actuación, el espectador logra identificarse rápidamente con el sufrimiento de esta mujer, padeciendo como propio todo el horror del que es víctima. El resto del reparto, configurado únicamente por otros cuatro actores, también está muy bien, especialmente el joven Sergi Méndez, capaz de crear auténtico desconcierto con los giros de su perturbado rol, llegando incluso a tener una más que evidente tensión sexual con su cuidadora.



    Purgatorio, a pesar de su economía de medios, revela a Teixidor como un interesantísimo creador de atmósferas. Técnicamente, la cinta brilla a gran altura gracias a la elegancia de su puesta en escena, potenciada por la notable fotografía de Jon D. Domínguez, que saca el máximo partido de las numerosas escenas que se desarrollan con una casi completa ausencia de luz. El filme acierta plenamente a la hora de explotar esos miedos irracionales que todos tenemos, en mayor o menos medida, a los lugares aislados y a la oscuridad, al mismo tiempo que la historia juega continuamente a confundir al público, que no sabrá si se encuentra ante un thriller psicológico en la línea de Los ojos de Julia (2010, Guillem Morales) o el enésimo relato sobre almas en pena que claman venganza desde el más allá. Teixidor huye, sin embargo, del efectismo que caracteriza al cine de fantasmas facturado en USA, para sumergirse en la ambigüedad y sugerencia del mejor cine de terror asiático. De hecho, Purgatorio tiene mucho de la coreana El otro lado del espejo (2003, Kim Seong-ho) –los amenazantes espejos que funcionan como puerta que separa el mundo de los vivos del de los muertos– y de la japonesa Dark Water (2002, Hideo Nakata). No cae nunca Teixidor en los sustos fáciles y sabe crear una tensión siempre in crescendo desde las primeras imágenes de Marta en el coche hasta su magnífica escena final. Sin necesidad de mostrar violencia explícita (la sangre, por una vez, brilla por su ausencia), los guionistas son capaces de entregar un buen puñado de momentos que consiguen poner los vellos de punta, especialmente el de la “invocación” que realizan Marta y el niño ante el espejo del baño, alumbrados únicamente con la tenue luz de unas velas. Este momento de gran cine (no exento, incluso, de cierta poesía), vale por sí solo para colocar a su debutante director como una de las más firmes promesas del cine español del futuro. Sabe mover la cámara como el más experimentado y está sobradamente dotado para sacar rentabilidad de aquello de que “menos es más”, aprovechando al máximo los reducidos decorados y un presupuesto cuanto menos ajustado. Pero sobre todo, Purgatorio es la brillante carta presentación como protagonista de la espléndida Oona Chaplin. Ella es la culpable, en un 90%, de tan buenos resultados. | ★★ |

    José Antonio Martín
    redacción Las Palmas de Gran Canaria

    España. 2014. Título original: Purgatorio. Director: Pau Teixidor. Guión: Sergio G. Sánchez, Luis Moreno. Productora: Apaches / Atresmedia Cine / CINE365. Fotografía: Jon D. Domínguez. Música: TBC. Montaje: Raúl de Torres, Elena Ruiz. Intérpretes: Oona Chaplin, Sergi Méndez, Ana Fernández, Andrés Gertrúdix.

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