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    Crítica | Pioneer, de Erik Skjoldbjærg

    Pioneer, de Erik Skjoldbjærg

    Conspiraciones submarinas

    crítica de Pioneer | Pionér, de Erik Skjoldbjærg, 2013

    Es conocida la habilidad consumada de los países nórdicos en el manejo del thriller y otros subgéneros de notable oscurantismo e intriga. En la última década, la literatura y el cine de estas regiones vastas y oscuras nos ha proporcionado un volumen ingente de obras: tenebrosas desapariciones, inexplicables suicidios, crímenes sangrientos y muertes visionadas desde paisajes negruzcos, bosques crepusculares, iglesias y pantanos, laboratorios y pequeños pueblecitos donde la tranquilidad aparente puede rasgarse a golpe de cuchillo, de sutil veneno o de despiadado pistoletazo. En estos años, los literatos Henning Mankell, Arnaldur Indridason o Jo Nesbo han contribuido a expandir y llevar a la gloria el género negro y criminal, mientras la trilogía policíaca Millennium del enigmático Stieg Larsson triunfaba en el salto del papel al celuloide. A los rotundos éxitos en librerias se han sumado las pertinentes adaptaciones y exclusivos estrenos acuñados en el norte de nuestro Viejo Continente, pasados por una óptica fría, desgarradora y espeluznante. El retorno del atrevido e inteligente Erik Skjoldbjærg lleva por nombre Pioneer, y se adentra en el universo perturbado de las aguas submarinas para contar la historia de un buzo vinculado a la expansión de yacimientos de la industria petrolera a comienzos de la década de los ochenta. Ya hace años el director noruego nos sorprendió con la inquientante Insomnia en el 97, para desligarse del género del crimen y apostar por el drama basado en hechos reales con la producción hollywoodiense en Prozac Nation cuatro años después, y facturar otra oscura historia sobre robos y atracos bautizada Nokas a comiezos de esta década. Pioneer retoma el timón que mejor pilota su creador, el del thriller, sin descuidar el drama personal que acecha tras su protagonista, ni el complicado entramado gubernamental y económico que teje, paulatinamente, su tela de araña tras los sucesos acontecidos. Y elige para la consecución de esta obra un saco de cuidadosos ingredientes: una estética azulada, rojiza, estremecedora, una banda sonora ideal para mantener los nervios y tension y los nudillos apretados, y unos protagonistas, encarnados por Wes Bentley (eternamente recordado por American Beauty) y Aksel Hennie, que solidifican dos papeles expresivos e interesantes.

    Pioneer, de Erik Skjoldbjærg

    Petter se dedica profesionalmente al oficio de submarinista profesional, al servicio de la industria de perforación de petroleo en Noruega, en una época en la que el Mar del Norte y sus territorios colindantes comienzan a experimentar un periodo de bonanza gracias a sus descubrimientos energéticos. El proyecto que da comienzo a la historia de Pioneer está vinculado al hallazgo de un gran yacimiento petrolífero; para transportar el combustible las autoridades estiman necesario llevarlo bajo tierra a través de un oleoducto desde una profundidad de 500 metros. Petter es convocado a participar en un arriesgado experimento para que la industria de perforación autóctona pueda equipararse en el mercado energético a otras potencias mundiales como la estadounidense. Petter es un hombre íntegro, disciplinado, de principios regios y espartano cumplimiento de su trabajo, y encomendado a esta misión tan peligrosa nunca antes realizada, se ve inmiscuido en un accidente repentino y horrible que girará las tornas de su vida. A través de la tragedia inicial, comenzarán a salir a la superficie intereses antagónicos, gélidos planes gubernamentales y tensiones mal curadas entre compañeros, para dar forma a una historia que devorarán, a bocados largos y lentos, pero apetitosos, los gourmets más exquisitos del thriller europeo.

    Es probable que la lentitud de Pioneer se convierta a veces, en su punto más flaco, pero su riqueza narrativa y la solidez de su esqueleto están siempre presentes a lo largo de toda la trama, y adaptarse pronto al ritmo que sobrecoge sus profundidades abisales e imprime sombras constantes y jaulas ineludibles en la historia de su protagonista, es una decisión inteligente. Los giros, las dudas y sospechas en torno al círculo cerrado de protagonistas sufren constantes transformaciones que contribuyen a mantener la intriga en su punto más álgido, y el vínculo emocional que se establece con el valiente, conmovedor, (en ocasiones derrotado y en otras furioso) Peter, distancia al filme de otros encarnados por figuras más distantes y arquetípicas. A pesar de abordar una temática y un contexto socioeconómico que, a priori, no me parecieron excesivamente apetecibles, Pioneer despliega no sólo un thriller bien contado y de desarrollo entretenido, sino también una historia de vivencias humanas plagadas de aventuras, flaquezas y miserias. A lo largo de sus casi dos horas de duración el hilo argumental engorda progresivamente sus expectativas y su atractivo mejora con el transcurso de los minutos. Finalmente, la intrínseca oscuridad de su estética termina por ser adictiva, y las conspiraciones que yacen a medio kilómetro de su superficie marítima acaban resultando, sencillamente aterradoras. | ★★★ |

    Andrea Núñez-Torrón Stock
    redacción Santiago de Compostela

    Noruega, 2013, Pionér (Pioneer). Director: Erik Skjoldbjærg. Guión: Hans Gunnarsson, Cathinka Nicolaysen, Kathrine Valen Zeiner, Erik Skjoldbjærg, Nikolaj Frobenius. Productora: Coproducción Noruega-Alemania-Suecia-Francia-Finlandia; Friland / Pandora Filmproduktion / Garagefilm International / Matila Röhr Productions (MRP). Fotografía: Jallo Faber. Música: AIR. Reparto: Wes Bentley, Stephen Lang, Stephanie Sigman, Jonathan LaPaglia, Aksel Hennie,Jørgen Langhelle, Ane Dahl Torp, David A. Jorgensen.

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