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    Crítica en Serie | Major Crimes (Temporada 2)

    Major Crimes (Temporada 2)

    Estable calidad

    crítica de Major Crimes (2012-) | Temporada 2

    TNT / Serie / 2ª temporada: 29 capítulos. | EEUU, 2013, 2014. Creador: James Duff. Directores: Roxann Dawson, Arvin Brown, David McWhirter, Steve Robin, Paul McCrane, Anthony Hemingway, Rick Wallace, Leo Geter, Sheelin Choksey, Michael M. Robin, Jon Tenney, Stacey K. Black, James Duff. Guionistas: Leo Geter, Michael Alaimo, Duppy Demetrius, Adam Belanoff, Ralph Gifford, Carson Moore, Jim Leonard, James Duff, Mike Berchem. Reparto: Mary McDonnell, G.W. Bailey, Tony Denison, Michael Paul Chan, Raymond Cruz, Phillip P. Keene, Kearran Giovanni, Graham Patrick Martin, Jonathan del Arco, Robert Gossett, Ransford Doherty, Nadine Velazquez, Madison McLaughlin, Jon Tenney, Tom Berenger.. Fotografía: David A. Harp, Kenneth Zunder. Música: James S. Levine.

    Si se cuentan los capítulos de The Closer (2005-2012), la serie madre de esta Major Crimes, el equipo que capitanea el creador James Duff lleva 138 episodios sumergido en el mundo criminal de Los Ángeles. Más de 130 casos. No es una comparación baladí, sino que tiene sentido porque la continuidad de ambos proyectos está presente. Major Crimes es un spin-off extraño, que no supone apenas cambios. El equipo creativo es casi el mismo y el reparto solo perdió a tres actores, ganando dos por el camino. La narrativa es ligeramente distinta –ahora la serie se centra más, de ahí el título, en la Unidad de Crímenes Prioritarios como un todo, no sólo a través de la protagonista– y el empaque visual ha cambiado, con un montaje más dinámico, el uso constante de transiciones y cortes de montaje que relacionan objetos. Lo demás no ha variado en exceso. Duff y sus guionistas han logrado un nivel de calidad estable aplicando una fórmula. Una repetición de patrones que no depara grandes sorpresas pero que logra el objetivo buscado: entretener. Como policiaco sin ambiciones es uno de los más sólidos de la televisión. Las cantidades justas de ligereza y gravedad. Un equilibrio perfecto. Y un reparto magnífico.

    Esta temporada ha introducido una novedad respecto a lo mostrado en los últimos ocho años: un caso que abarcara toda la temporada. Rusty, el testigo protegido bajo el cargo de Sharon, ha recibido amenazas contra su vida. Cartas que debían achantarle para que no testificara contra Phillip Stroh, el caso que le hace estar en el universo de la serie. Con esa trama en sordina todo el rato, la estructura de caso por capítulo se mantiene, pero hay una lograda sensación de inquietud. El tiempo pasa y crecen las posibilidades de que la amenaza sea peligrosa. Una de las ventajas respecto a su serie antecesora es que muestra el funcionamiento del sistema judicial. O el no funcionamiento, ya que las dos temporadas han hecho hincapié en la alianza entre fiscales y la policía para hacer tratos con los criminales. Evitar que los casos lleguen a juicio y se tarden años en lograr una condena es a lo que cada episodio dedica habitualmente su último acto. Así que la serie tenía en nómina un par de intérpretes invitados para dar vida a esos fiscales. Pero ya no.

    Major Crimes (Temporada 2)

    Esto conecta con el gran acierto de la temporada, y una verdadera sorpresa. El fichaje de Nadine Velazquez, popular por Me llamo Earl (2005-2009), para dar vida a Emma Ríos, dura abogada del Estado que también trabaja en el caso contra Stroh. Velazquez está espléndida en su papel, y supone el segundo refuerzo femenino que la serie incorpora. Como The Closer, la serie tiene una protagonista estupenda. Una perspectiva femenina como líder de un grupo de hombres. Se echa en falta, eso sí, alguna presencia así en la sala de guionistas. ¿O quizá hay que celebrar la tridimensionalidad de Sharon Raydor –estupenda Mary McDonnell– como mérito de un grupo de hombres como firmantes de la serie? Cuestiones peliagudas aparte, Major Crimes trabaja con talento las relaciones personales entre los protagonistas y explica con claridad la parte más espesa de su trabajo. Con pinceladas aquí y allí sabemos más de la vida personal de los miembros de la Unidad, y el personaje de Rusty sirve para responder una pregunta importante en Evaluación de riesgos (2.16): “¿Por qué te hiciste policía?”.

    Existen en estos 19 capítulos casos de toda condición. Varios sirven para hacer un comentario social sobre el estado de las cosas y ponen al espectador en situaciones de dudosa moralidad. Cuando toca, el suspense está bien construido, como en los últimos minutos de Devuélvase al remitente (2.18). Y entre esos episodios se halla uno impecable, El chico del poster (2.11), donde todos los elementos reunidos encajaron a la perfección. Cosas de la ley de la perseverancia. La tramposa seguridad es que todo va a salir bien. Nadie está en peligro real. Es una serie de verano, al fin y al cabo. Pero el hecho de seguir facturando casos más o menos originales y que no podamos predecir la respuesta de los personajes antes cada situación tiene un mérito innegable. Además de por mantener un interrogante sobre la sexualidad de un chapero de 17 años, y hacerlo sin caer nunca en el morbo. Lo dicho, mérito. | ★★★

    Adrián González Viña
    redacción Sevilla


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